La influenza, también conocida como gripe, es una infección viral que ataca las vías respiratorias superiores e inferiores, como la nariz, garganta y algunas veces los pulmones. La influenza es extremadamente contagiosa y se manifiesta repentinamente como una enfermedad respiratoria que puede manifestarse de manera leve a severa, y en ocasiones podría causar la muerte.
La gripe es causada por el Virus de la Influenza (del tipo A, B y C). El tipo A afecta tanto a humanos como a animales y posee una gran capacidad de mutación. En aves podemos encontrar cepas que van desde H 1 al 16 y desde N 1 a 9. En los humanos, las cepas encontradas son H1N1, H2N2 y H3N2. Estas cepas se han adaptado al hombre, cruzando la llamada “barrera de especie”.
La influenza se presenta fundamentalmente en meses fríos, por lo tanto, encontramos un aumento de su incidencia durante el invierno. En ocasiones, estos brotes pueden afectar a un número significativo de personas, tomando características de epidemia, lo que genera una sobrecarga importante en los servicios sanitarios.
Esto fue lo que ocurrió el año 2009, donde la variante H1N1 del virus causó la infección respiratoria a un gran número de personas, siendo conocida como “gripe porcina”. Debido a que muchas personas en todo el mundo se enfermaron ese año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró esta gripe como una pandemia mundial.

Otro ejemplo de una pandemia ocurrida por el virus de la influenza ocurrió el año 1918, lo que se conoció como “gripe española”, la que se estima causó la defunción de entre 50 a 100 millones de personas.
La mayoría de las personas que contraen influenza se recuperarán en unos pocos días o en dos semanas. Algunas personas pueden desarrollar complicaciones (por ejemplo, neumonía) como resultado de la influenza. Por ello, es importante que ante signos de gravedad se consulte a un servicio sanitario oportunamente.
Cualquiera puede contraer influenza, incluso personas sanas. Los problemas graves relacionados con la influenza pueden ocurrir a cualquier edad, sin embargo, algunas personas presentan un riesgo mayor de desarrollar complicaciones graves. Esto incluye a niños menores de 5 años, adultos de 65 años o más, personas de cualquier edad con ciertas afecciones médicas crónicas (como asma, diabetes o enfermedades cardíacas) y mujeres embarazadas.
Por estas razones, es importante saber cómo detectar y curar la influenza. En este artículo de Medicien, conocerás cómo se produce el contagio del virus de la influenza y los síntomas que manifiesta.
¿Cómo se contagia la influenza?
La mayoría de los expertos afirman que los virus de la gripe se transmiten principalmente por gotitas que se forman cuando las personas con gripe tosen, estornudan o hablan.
Estas gotas pueden caer en la boca o la nariz de las personas que se encuentran cerca. Con menos frecuencia, una persona también puede contraer gripe al tocar una superficie u objeto que tenga el virus de la gripe y luego tocarse la boca, los ojos o posiblemente la nariz.
Es importante recordar que este es la misma vía de contagio de COVID-19, por lo que es muy importante mantener las medidas de prevención para ambos virus, que van desde cubrir la boca y nariz con un pañuelo al toser y al estornudar como el lavado frecuente de manos.
Es posible que pueda transmitirle la gripe a otra persona antes de saber que está enfermo. La mayoría de los adultos sanos pueden infectar a otros comenzando 1 día antes de que se desarrollen los síntomas y hasta 5 a 7 días después de enfermarse.
Algunas personas, especialmente los niños pequeños y las personas inmunodepresoras, podrían infectar a otras durante un tiempo aún más prolongado.
Síntomas de la influenza
Esta enfermedad respiratoria se caracteriza por el inicio agudo de síntomas y signos respiratorios que incluyen:
- Fiebre (generalmente alta, aunque puede ser de grado variable).
- Dolor de cabeza.
- Cansancio extremo.
- Tos seca.
- Dolor de garganta.
- Ardor traqueal (uno de los síntomas más característicos).
- Congestión de nariz.
- Dolores musculares (muy frecuentes y pueden ser muy intensos).
- Síntomas estomacales, como dolor abdominal, náusea, vómitos y diarrea.
Estos síntomas ocurren en 50 a 70% de las infecciones por influenza.
La duración de la enfermedad sin complicaciones habitualmente es de una semana, aunque la tos y debilidad pueden persistir por más de 14 días.
La influenza se ha documentado como una importante causa de hospitalización, motivo de entre un 3,5 a 10% de las hospitalizaciones pediátricas, de las cuales hasta un 5% podría requerir cuidados intensivos.
Tratamiento y Prevención
El tratamiento de la influenza son medidas generales, hidratación adecuada y el uso de analgésicos en caso de fiebre o dolor.
Sólo en adultos con factores de alto riesgo se utilizan medicamentos antivirales, los cuales deben ser indicados por un médico.
La prevención está dada por la vacunación contra la influenza, la cual se realiza en forma anual en los meses previos al invierno. Los funcionarios de salud son uno de los grupos objetivos definidos por el Ministerio de Salud para vacunar.